SOFÍA RODA
Estudiante de Diseño de Moda, aficionada leal a la música y el canto y con estudios y distinciones sobre liderazgo empresarial, desarrolla una eficiencia profesional combinada con profundas convicciones espirituales.
El perfil poético de Sofía Roda encierra un temperamento y una espiritualidad poco comunes entre las mujeres bellas que abundan en esta Santa Cruz tropical y vibrante.
Conocí a Sofía cuando era sólo una tímida niña. Se dedicaba con entusiasmo y disciplina a cultivar sus habilidades en el canto. Esta inversión de tiempo y esfuerzos tuvo su momento culminante cuando participó con la Camerata Encanto en la grabación de un CD con villancicos de los archivos coloniales bolivianos. Pero es lógico suponer que también templó su carácter, amplió sus horizontes y orientó el desarrollo de su personalidad e intereses en la vida.
El tiempo pasó y ahora Sofía es una dama joven que fue educada en el marco de una familia de profundos principios humanos. La timidez no se le ha ido, pero puede advertirse que se ha convertido en la discreción encantadora con que es capaz de abordar una charla profunda sobre los más diversos temas.
Sofía ha encontrado su camino profesional en el arte del diseño de moda que estudió en Buenos Aires primero y luego en Santa Cruz. Al escucharla hablar sobre su oficio, resuenan las referencias musicales: “El cuerpo es un limitante del alma, y la moda, un cuadro impresionista. La propuesta se basa en un interludio de sentimientos tejidos por un contrapunto de formas y texturas que termina en una homofonía. Suspendida por la falta de aire, encogida por la falta de confianza, sorprendida por la falta de sorpresas, mediática por la falta de posición, creativa por la falta de realidad; realidad que comienza en una falta”.
Pocas veces, en nuestro medio frívolo y festivo, se da la oportunidad de encontrarse con una dama joven, bella y profesional, que se expresa con tanta contundencia intelectual y con tanto contenido espiritual.
Blue Box rastrea su fundamento originario
Eduardo Ribera Blue Box expone en el Centro Cultural Santa Cruz una serie de trabajos de fotografía de la sexualidad masculina en la que se ha manipulado la luz mediante la aplicación de filtros del color. Ribera revela así, perfiles de la figura humana o expone acercamientos microscópicos a los genitales, que ciertamente responden a su apasionada creatividad y al posicionamiento de su condición de homosexual como un tercer género con cualidades físicas y anímicas que comparte con le feminidad y la masculinidad, pero también con matices que lo distinguen de ambos.
Una extensa y sincera tertulia con Blue Box nos permitió conocer algunos fundamentos de su trabajo artístico: La obra expuesta, luego del proceso creativo, que es el auténtico resultado del impulso creativo, es “un muerto” que revive momentáneamente en la retina del espectador. Obedece exclusivamente a un intento de exploración introspectiva y no busca la aceptación ni propone necesariamente el disfrute estético, al contrario, parece mostrar un emocionado entusiasmo al reconocer que más de un heterosexual sintió fastidio ante la profusión de penes, escrotos y anos que protagonizan la muestra. Esto evidencia algo particularmente delicado y que merece una reflexión positiva: el público objetivo, se limita grandemente a la comunidad gay y no es precisamente un intento de acercamiento amable al resto, que necesita comprender y aprender a apreciar a aquellos que pertenecen a este tercer género.
“Originario” es el término que para Ribera sintetiza, o más bien, focaliza en el ano masculino, los principales elementos del magnetismo y la fascinación sexual, confiriéndole todas las características que estimulan la libido y encienden la pasión de un homosexual. El concepto no incluye ningún componente espiritual ni emocional. Esto ha sido premeditadamente ignorado en un acto de evasión a la carga de frustraciones que eventualmente conlleva una relación de amor que trasciende el marco meramente sexual.
La comunidad gay en Bolivia, que cuenta entre sus miembros con destacados y muy apreciados intelectuales y artistas, viene consiguiendo cada vez más, insertarse en nuestra sociedad todavía conservadora, como un colectivo natural y positivo. Tal vez, ciertos alardes de superficialidad “homosexualista” conspiran contra la aceptación plena que procura y debe conseguir en el conjunto de la sociedad.