OVACIÓN Opinión Cultural

OVACIÓN Opinión Cultural
Se publica en El Deber los sábados
Contiene comentarios y notas sobre la actividad artística que se lleva a cabo en Santa Cruz de la Sierra y Bolivia

sábado, 16 de abril de 2011

OVACIÓN 049 Between - Lucho Mejía

BETWEEN
Breve Crónica de una aventura teatral

En el marco del VIII Festival Internacional de Teatro organizado por APAC, compartieron el escenario del colegio Eagles, la holandesa Boukje Schweigman, el japonés Kenzo Kusuda y Vidanza de Bolivia.
  Una luz extremadamente tenue, permite escasamente notar que en un punto del escenario se halla un vapor que late cambiando lentamente sus formas. A medida que la luz aumenta su intensidad, puede distinguirse brazos, piernas y troncos, aunque es imposible definir un cuerpo completo. Ya con iluminación que devuelve a los ojos su capacidad de discernimiento, aparecen definidas las figuras corpóreas de un grupo de personas y muñecos que se retuercen entremezclados, como si hubieran sido atrapados por un pegamento gelatinoso que impide su libre accionar. El cuadro evoluciona con lentitud viscosa mientras se escucha una suave y monótona música interpretada por violines que prefieren el pizzicato.  
  Una dama tiene en su cabeza la mano derecha de un gnomo oriental de expresión impasible que con los suaves y metódicos movimientos de un samurai la posee. Ella se sacude violentamente para liberarse pero no lo consigue. La mano penetra en su boca arrancándole jadeos y gemidos. El cúmulo informe de cuerpos la engulle. El dominador queda vencido, inerte. Un muñeco terminó acostado sobre él.
  Los cuerpos, sentados en el piso experimentan temblores y estertores. 
  Una explosión de música estremece los tímpanos y dispara el ritmo cardíaco, mientras luces muy intensas parpadean dando la ilusión óptica de que las figuras en el escenario se desplazan en rápidas escenas congeladas; los cuerpos flotan, aparecen y desaparecen, siempre impasibles, alineados como vigías expectantes e inmóviles. 
  La luz intensa se dispara sobre los ojos del público que enceguecido no nota que el grupo ha invadido la platea trepando sobre las butacas. Se retuercen y restregan con sus ocupantes. Percusiones y sintetizadores suenan ahora, muy fuerte y con ritmo acelerado. 
  Totus est.

Lucho Mejía en Lorca

Foto de Andrés Unterladstaetter

 Lucho Mejía nació en La Paz en épocas en que dedicarse a la música obedecía a dos posibles propósitos: Tomarla como un oficio para ganarse la vida sin más requerimientos que los que se exige a un empleado público, o ceder al irresistible atractivo que este arte ejerce en un espíritu sensible.
 A su padre, que tocaba la mandolina en una estudiantina, le resultaba natural verlo inclinarse por la música, pero a su madre, con la visión pragmática que con razón tienen de la vida las mujeres, la cuestión le parecía inadmisible y no dudaba en mostrar su desaprobación con contundencia.    
 Lucho terminó dedicando su vida a la trompeta tanto para ganarse el sustento, como para dar curso a su evidente potencial. No tuvo la oportunidad de estudiar formalmente el instrumento y tuvo que echar mano de su intuición para convertirse en uno de los más destacados trompetistas bolivianos.
 En Bolivia, hasta hace poco, el músico era considerado como un simple aditamento para alegrar la jarana alcohólica. Lucho debió aceptar esa triste realidad y enfrentarla con la dignidad de quien ejerce su oficio para ganarse la vida. Pero nunca olvidó el espíritu intensamente sensible que lo indujo en la juventud a abrazar la riesgosa causa. Entre bandas militares y grupos de animación de ágapes varios, que tuvo que integrar, encontró lugar para la práctica y la creación serias.
 Lucho Mejía está en estos días tocando en Lorca y es imposible no notar su gran calidad artística. Ha aceptado el reto de preparar un concierto con lo mejor de su repertorio para que en Santa Cruz tengamos la oportunidad de disfrutarlo en todo su esplendor. También ha aceptado recapitular sobre la gran cantidad de trabajos de orquestación que hizo a lo largo de su vida para dejar su legado.

No hay comentarios: